30 sept 2011

En que consiste el buen vivir!

Por Manuel Basurto V.
Esta es una expresión que se oye por doquier, lo piden los pueblos, lo discuten los dirigentes, lo tratan los medios; es a lo que todos aspiramos y que todos desearíamos lograr, un buen vivir. Pareciera que en la sociedad moderna el concepto de una buena vida oscila como un péndulo,
entre los que aspiran a un gran crecimiento económico y el consiguiente bienestar material, comodidades, libertad en el manejo del tiempo, independencia, etc., y los que creen que todo eso solo acarrea mayores responsabilidades y problemas y optan por buscar una manera simple y natural de vivir. 

Me recuerda la anécdota del gran empresario americano que visita una pequeña isla y hace amistad con un pescador de la zona a quien le pregunta ¿Cómo es su día a día? A lo que el pescador responde: duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, hago siesta con mi señora María, caigo todas las noches al pueblo donde tomo vino y toco guitarra con mis amigos, tengo una vida "placentera y ocupada". A lo que el americano responde dándole toda una cátedra de cómo podría llegar a ser un gran empresario de la pesca al cabo de unos 15 o 20 años, después de los cuales vendería todas sus acciones convirtiéndose en millonario.
Y ¿luego qué... le pregunta el pescador? bueno responde el americano, te podrías retirar a vivir a una pequeña isla, dormir hasta tarde, pescar un poco…y ahí cae en buena cuenta que el pescador ya vive así, sin haber tenido que sacrificar todos esos años de su vida.

Cuando he comentado esta anécdota he recibido opiniones encontradas, para muchos la vida del pescador es primitiva, para otros es utópica, muchas más no concebirían una vida sin tecnología. Por otra parte hay quienes me han expresado que lo ideal es vivir como el pescador pero teniendo la plata de un empresario, a lo cual otras han agregado que esa opción también es irreal ya que por lo general el que mucho posee, tiene también mucho que cuidar.

Posiblemente a varios de Uds., lectores, les habrá pasado lo que a mí, que al observar con atención a las personas, ven que son muy pocas las que reflejan verdadera satisfacción con la vida que llevan. En un viaje que tuve ocasión de hacer llegue a una pequeña isla y acordándome de la historia del pescador, me acerque a uno de ellos tratando de averiguar si su vida cotidiana encajaba con la del relato, y me di con la ingrata sorpresa que no, aunque todo lo demás sí encajaba, la isla era paradisíaca, había pesca, turismo, etc.

Este pescador en particular, me hizo saber que su vida era dura, salían a la mar de madrugada para no volver en dos o tres días, siempre oliendo a pescado, la venta no era fácil, etc., a lo mejor no era un pescador muy optimista, no sé. Lo llamativo  fue que en la misma isla había gente que pertenecía al otro grupo, el de la plata, turistas que estaban ahí por relax y placer, aunque lucían un poco más animados, al entablar relación con ellos se podía percibir la misma insatisfacción, aunque manifestada en forma de tedio o hastió. 

Hace poco leí esta frase "La gente busca la felicidad como un borracho busca su casa, sabe que existe pero no la encuentra" (Voltaire). 

Me quedé pensando, no será que de alguna manera estamos tan “ebrios” que salimos a buscar la felicidad en el lugar y de la manera equivocada.
Indudablemente que casi todos recordamos nuestra infancia como la etapa más feliz de nuestras vidas, aunque no hayan sido ideales, (casi ninguna lo es), registran episodios felices y muchos tenemos cierta añoranza por esa época de la vida. Claro que habría que anotar que los niños de la actualidad están muy expuestos a perder las cualidades de la niñez debido al tiempo que pasan frente a la tv, Internet, etc., donde se les re-programa los valores infantiles.

Pero volviendo a sus cualidades innatas por seguro hay una que resalta y es que los niños no se preocupan ni por el pasado ni por el futuro, tienen fe para vivir siempre en el momento presente. Sería por eso que Jesús dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entrareis en el reino de los cielos. Parafraseando sus palabras diría: si no nos volvemos y nos hacemos como niños… no tendremos felicidad.
  
Volvernos podría significar revisar, darle una mirada a nuestras prioridades, valores, lo que realmente nos importa y evaluar si eso nos señala la felicidad. Hacernos como niños sería retornar a esas cualidades sobre todo la que nos libera del pasado y el futuro, la fe, que nos permite vivir en armonía con el momento presente, con la vida, con Dios.
Se ha dicho y con razón, que la felicidad no es un destino sino un trayecto un camino que solo se puede hacer dando un paso a la vez, y ese paso es siempre Ahora. El paso que estás dando ahora ¿te produce alegría, paz? entonces estas en el camino.




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