Lo que mi amigo rocky me enseñó.

Por Manuel Basurto V.
Sucedió aquí mismo en uno de los barrios al Este de la Ciudad. Parece que a todos los humanos nos gusta hablar de nuestros amigos y es que en verdad son ellos los que ponen chispa a nuestras vidas.
Por eso esta vez quería hablar de un amigo que tuvimos en casa, fue un amigo en común aunque para cada uno su amistad fue de manera diferente. Como cada vida es singular y única, la de mi amigo rocky también lo fue, para comenzar fue un regalo que le hizo su papá a otro amigo, así que llegó a esta ciudad siendo un pequeño y hermoso cachorro bóxer. Hay muchas partes llamativas que recuerdo de la vida de rocky, una de ellas fue su capacidad de adaptación a los cambios que el destino le trajo; por ejemplo siendo rocky  ya un joven adulto de unos 4 años su amo se fue del país dejándolo al cuidado de su señora madre a quienes nosotros visitábamos periódicamente. 

Pasado un par de años más la señora también se mudo al país donde estaba su hijo y no sabiendo que hacer con rocky nos lo ofreció a nosotros, quienes lo acogimos gustosos ya que se trataba de un imponente amigo que además podría ser guardián de nuestra casa. Con este bóxer de pedigrí de pecho y patas blancos, compartimos varios años, jugando, paseando y a veces simplemente disfrutando de observarlo con atención. Pasado ese periodo el cambio nuevamente tocó a nuestras puertas y por supuesto a las de él, pues nos tuvimos que mudar de una casa amplia a un departamento, donde infelizmente ya no había lugar para nuestro querido amigo. 

Tratando  de encontrar gente que lo quisiera tener se lo ofrecimos a una señora que nos ayudaba en los quehaceres domésticos,  pero ella siendo pobre a pesar de su buena voluntad no pudo ofrecerle el cuidado ideal ya que viviendo en las afueras de la ciudad y saliendo a trabajar cada día no podía supervisar las actividades de rocky, quien le causó algunos problemas con el vecindario al comerse algunas gallinas y demás. 

Por nuestra parte rogábamos poder encontrar una familia idónea que lo quisiera tener, lo cual resultaba bastante difícil ya que nadie quería recibir un perro del  tamaño y la edad del nuestro, a pesar de contarle a la gente la gran cualidad de adaptación de nuestro amigo. Pero como todo el que pide recibe y el que busca encuentra, un buen día una amiga nos comunicó que tenía una familia candidata, la fuimos a visitar y se trataba de unas personas que habían tenido un bóxer muy querido, pero que había muerto atropellado por un vehículo, llevamos a rocky  y enseguida hubo “química” entre ellos, encontrando así su nuevo hogar. 

Tiempo después lo visitamos y lo encontramos disfrutando de una vejes tranquila, muy bien atendido, hasta había engordado y a pesar de sus años nos recibió intentando hacer sus clásicas piruetas de alegría. Hasta aquí la historia resumida de nuestro querido perro, lo que aprendí de él me llegó muy bien expresado en las siguientes frases que alguien escribió:

-Si consigues como él comenzar tu día sin necesidad de cafeína, y terminarlo sin sedativos para   dormir,

-Si consigues estar de buen humor, sabiendo ignorar tus males y tus dolores,

-Si consigues no quejarte ni angustiar a los demás con tus problemas,

-Si consigues comprender cuando los que te aman están demasiado ocupados para dispensarte tu tiempo,

-Si consigues aceptar que te censuren por una falta que no cometiste,

-Si consigues confiar en que cuidaran de ti hasta el fin de tu vida,

-Si consigues aceptar todas las críticas sin nunca rebelarte de mal modo,

-Si consigues soportar la grosería de ciertas personas sin pretender cambiarlas,

-Si consigues enfrentar la vida sin nunca mentir o falsear,

-Si consigues relajarte sin nunca tomar una gota de alcohol,

-Si consigues decir muy honestamente desde el fondo de tu corazón, que no tienes preconceptos   contra los viejos, las razas diferentes, otras religiones u otras opciones sexuales,

-Si consigues comer la misma comida todos los días y continuar siendo feliz,

-Si consigues amar sin condiciones, sin esperar nada a cambio...

Entonces, mi amigo(a), eres casi tan perfecto(a) como tu perro.