El amor en tiempos de crisis se manifiesta.

Por Manuel Basurto V.
En la vida cotidiana vemos que tanto hombres como mujeres sentimos la necesidad de buscar la pareja ideal, y esto fue siempre así desde que el ser humano existe y es parte de su naturaleza ya que fuimos creados varón y hembra, y la mayor necesidad del ser humano es amar y ser amado.

Es natural el anhelo de encontrar la llamada “media naranja”, ahora bien ¿sera que los parámetros es decir los puntos de referencia que usamos para encontrar la persona ideal son los correctos? ¿serán los mejores? o estamos partiendo de conceptos equivocados o simples fantasías creadas por Hollywood o alguna telenovela latina.

Creo que mucha gente tiene la impresión de que cuando existe amor entre dos personas del sexo opuesto, tiene que existir también pasión intensa, las relaciones sexuales tienen que tener un éxtasis tal que te hagan “levitar” e inevitablemente este amor tiene que estar acompañado también con algún tipo de dolor,celos o drama. Parecen pensar que si no se entra en un torbellino de emociones y sus vidas no se centran en el ser amado, entonces no están experimentando el verdadero amor. 

Este tipo de emociones nos llevan a querer poseer a la otra persona y no solo poseerla sino también someterla, dominarla, desear que cambie y se adapte a la imagen ideal que nos hemos creado del hombre o mujer que anhelamos.
Me parece que este concepto a mi modo de ver equivocado, nace de la idea también equivocada de que otra persona puede llenarnos total y plenamente, olvidando que se trata simplemente de otro ser humano con las mismas falencias y necesidades. En el mejor de los casos la pareja ideal solo podrá complementarnos y nosotros a ella. Son dos que acuerdan ayudarse a crecer mutuamente.

Creo que otro factor determinante es que por lo general nos fijamos en cualidades solamente externas o principalmente externas,como lo son el aspecto físico tanto del hombre como el de la mujer, los cuerpos que deben tener las medidas estándar y que hacen que muchos estén dispuestos a “agregarse” o “disminuirse” lo que sea del cuerpo con tal de alcanzar dichos estándares físicos. Por otro lado están también las posesiones materiales e intelectuales, tales como un título profesional, dinero, un buen auto, casa propia, etc. 
Todo lo cual es importante, pero que no llega a ser lo más importante a la hora de establecer una relación que tendría que durar toda la vida.
Como muchas veces partimos del punto equivocado es muy común ver que las relaciones se desarrollen también de forma equivocada convirtiéndose en una serie de vaivenes entre engaños, estrategias, artimañas y manipulaciones reciprocas, proceso comúnmente conocido como “la conquista” del ser amado. Como si de  conseguir un trofeo se tratase. 

Es frecuente ver que el hombre adinerado tiene que tener una hermosa mujer. Como es frecuente ver también lo poco que duran esas relaciones basadas solo en lo superficial y material. Esto lo podemos apreciar muy claramente entre los famosos, las estrellas de cine, la farándula, etc. Lo llamativo es que esa tendencia se ha extendido a casi todos los niveles y hoy por hoy se ve un triste deterioro de la unidad familiar y sus respectivas consecuencias en los hijos. 

Ciertamente como dice la frase popular: todo entra por los ojos, y a todos nos atrae y nos gusta la belleza física, lo único es que al tratarse de elegir o buscar alguien que nos va a acompañar toda la vida, la forma externa y todo lo relacionado no es lo principal. Alguien dijo y con mucha razón que“casarse con una mujer o un hombre solo por su belleza física, es como comprar una casa solo por la pintura”.

Y es que cuando llega la hora de la verdad, es decir cuando convives cotidianamente con alguien diferente a ti después del periodo mágico del enamoramiento y tienes que ceder parte de lo que eres para alcanzar un beneficio común más importante como es el bienestar de los hijos, estabilidad económica, una armoniosa convivencia y un sin fin de situaciones que se presentan durante la vida familiar; la belleza física y la riqueza por muy grandiosa que sea no es de gran ayuda, a menos que este acompañada por otras cualidades de mayor valor como son la entrega, el desinterés, la comprensión, el apoyo incondicional y el sacrificio, todas características invisibles a los ojos, pero que son las del verdadero amor.