19 sept 2011

Las Máscaras del Ego!

Por Manuel Basurto V.                   
Creo que hay ciertas conceptos que de haberlos entendido antes me hubieran ahorrado bastante sufrimiento tanto personal como el infringido a otros. Una de esos es acerca del ego, recuerdo desde mi infancia haber escuchado con bastante frecuencia un slogan que parecía ser una especie de escudo protector para mucha gente, decían que en la vida había que ser “primero yo, segundo yo y tercero yo”. La gente lo expresaba  como si fuera una fórmula que les aseguraba el éxito
total en sus relaciones de esta vida, como si todo se resumiera en ponerse primero a uno mismo. Aunque no se escucha slogans de ese tipo en la actualidad creo que en nuestro accionar cotidiano sí se aplica bastante.
Otra premisa que también está muy vigente es que uno debería sentir orgullo por las diferentes “cualidades” que se haya adquirido, como por ejemplo el apellido, la alcurnia de la familia, la presencia física, el lugar donde se ha nacido, los estudios que has realizado, las posesiones, etc. Y que todo eso representa la base de  nuestra autoestima,  la cual debe de ser siempre muy alta.

Este conjunto de pensamientos acerca de lo que creemos ser funciona en nuestra mente como una incesante voz, un continuo dialogo interno entre lo que esa voz nos dictamina, desea, cree, anticipa, etc. Y uno mismo. “No es raro que esa voz sea el peor enemigo de la persona. Muchos viven con un torturador en la cabeza que continuamente los ataca y los castiga y les drena la energía vital. Esto causa sufrimiento e infelicidad, así como enfermedad”.  El poder del Ahora

Lo que resulta bastante incomodo y penoso  tomando en cuenta esos conceptos, es vivir en un eterno conflicto entre estos “dos seres”, el que nos inducen  a creer que somos  y el verdadero  ser que uno siente  en lo más profundo. Es una lucha frontal  porque uno de los dos quiere tener la supremacía sobre el otro a cualquier precio, siendo que la mayoría de las veces al que defendemos  ardiente pero inconscientemente, es el falso.
Fue un gran alivio y liberación descubrir hace unos pocos años, y es la razón de este artículo, que este falso ser o ego está creado solo en nuestra mente, conformado por una serie de creencias acumuladas a lo largo del tiempo producto de nuestra cultura, educación, familia, etc.; pero que no somos nosotros.

¡El yo real es nuestro ser, hecho a imagen y semejanza de Dios! Por tanto lo gobierna algo superior a la mente, la cual es conciencia. La mente es una herramienta maravillosa pero de una sinergia tremenda capaz de arrastrarnos como un torbellino sino estamos conscientes de ella.
“El ego es un conglomerado de pensamientos repetitivos y patrones mentales y emocionales condicionados dotados de una sensación de “yo”, una sensación de ser. “Pienso por tanto existo” descubrió  el filósofo Descartes. Sin embargo 300 años después de esta afirmación otro filósofo, Sartre,  en una profunda reflexión acerca de este mismo  principio descubrió  que “la conciencia que dice: “existo,  no es la conciencia que piensa”. ¿Que quiso decir con eso?  Cuando tomamos conciencia de estar pensando, esa conciencia no es parte del pensamiento. Si solamente hubiera pensamientos en nosotros ni siquiera sabríamos que pensamos. Y es esa conciencia la que dice”existo”. Una Nueva Tierra


Una ilustración que podría representar al ego, sería el efecto causado en una persona cuando se pone una máscara a fin de representar a un  personaje, para hacerlo uno  tiene que prácticamente dejar su personalidad a fin de adoptar la de la máscara. En una excelente  representación la persona puede llegar a unirse totalmente al carácter de la representación.  
"Con la mirada perdida y no obstante existente. . . siendo y no siendo". Pablo Neruda.

Es bien sabido que este efecto es común entre los actores los cuales suelen mimetizarse con los personajes que representan, al punto de a veces perderse en los roles que interpretan.  Para mi es algo similar lo que sucede con el ego, desde nuestra infancia vamos construyendo una entidad ilusoria  que creemos es nuestro ser  y por lo tanto nos aferramos a ella y la defendemos como si fuera nuestra propia vida.
Es frecuente que este personaje ficticio que habita en nuestra mente,  lo hayamos venido representando por mucho tiempo, algunos durante toda nuestra vida, por lo que resulta muy difícil poder detectarlo como falso y  más aun aceptar que tenemos que desprendernos de él.  Quizás sea a este falso ser al que se refería Jesús cuando dijo: Y decía a todos: "el que quiere venir en pos de Mi, niéguese a Si mismo”.

Como todo ente, el ego no quiere dejar de existir por lo tanto luchará implacablemente para evitar su aniquilación y siendo que su principal vehículo es la mente se valdrá de ella para su supervivencia recurriendo a toda su astucia para disfrazarse a fin de hacernos creer que nos puede otorgar lo que deseamos,  ya que el ego está íntimamente ligado al deseo  y la carencia, nos hará sentir  que siempre nos falta algo para alcanzar la plenitud y por tanto la felicidad. Lo que pocos saben  es que el ego nos hará infelices de dos maneras: negándonos lo que deseamos y dandonos lo que deseamos. Es muy importante darnos cuenta que actualmente muchas de las relaciones humanas se basan en los deseos del ego, por tanto nunca nos satisfacen y casi siempre son conflictivas. Al no “conocernos  a nosotros mismos” las relaciones se establecen entre egos y ¿qué ego no tiene algún interés? Sea físico, material, emocional  o espiritual. Acabados los intereses, acabadas las relaciones; son  todavía  escasas las relaciones humanas entre seres.

¿Y cómo nos liberamos de este nefasto ser?  “El comienzo de la libertad es la comprensión de que Ud. no es la entidad que lo posee, el que piensa. Saber esto le permite observar a esa identidad. En el momento en que usted empieza a observar al que piensa, se activa un nivel más alto de conciencia. Entonces usted comienza a darse cuenta de que hay un vasto reino de inteligencia más allá del pensamiento, que el pensamiento es solo un minúsculo aspecto de esa inteligencia. También se da cuenta de que todo lo que importa verdaderamente; la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interior; surgen de un lugar más allá de la mente. Usted comienza a despertar”. El Poder del Ahora



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