30 ago 2015

BUTÁN, EL REINO QUE QUISO MEDIR LA FELICIDAD!

¿Y si los indicadores económicos no fueran suficientes para medir el bienestar de una sociedad? 

Hace 35 años, en un aislado reino del Himalaya, un carismático rey decidió que era más importante la felicidad interior bruta que el producto interior bruto. Hoy, Bután es la democracia más joven del mundo y el exótico campo de pruebas de uno de los debates más interesantes del pensamiento económico global.

Detrás de las grandes historias suele haber grandes personajes. Y nadie que haya visitado su pequeño reino del Himalaya podrá negar ese calificativo a Jigme Singye Wangchuck, cuarto rey de Bután, cuya aura misteriosa y novelesca parece respirarse en cada uno de los hogares de este país del tamaño de Suiza, con apenas 700.000 habitantes, al que el cuarto rey convirtió el año pasado en la democracia más joven del mundo.

En una semana en el país no fue posible escuchar una sola mala palabra sobre Jigme Singye Wangchuck, educado en el Reino Unido, casado con cuatro hermanas y padre de 10 hijos, uno de los cuales es el actual rey. En cambio, el relato de sus virtudes se repite hasta el empalago. 

Que si vive solo en una cabaña modesta. Que cuando la gente se ofreció a construirle un castillo dijo que no, que emplearan el dinero y el tiempo en levantar escuelas y hospitales. Que es compasivo, sabio, que lo sacrificaría todo por su pueblo. Que acudió el primero a defender con sus propias manos al país cuando hubo que luchar, en 2003, contra los rebeldes separatistas de Assan, que cruzaban la frontera y se ocultaban en los densos bosques de Bután para lanzar ataques contra la India.
Lo que medimos afecta a lo que hacemos.si los índices únicamente miden cuánto se produce, tenderemos sólo a producir más.

"La cuestión es si el pib es una buena medición del nivel de vida", se plantea el nobel stiglitz
"No pretendemos enseñar nada. si el mundo cree que hay algo que aprender, son más que bienvenidos".

Es un rey dios. El único rey de la historia de la humanidad que merece ese apelativo. Muchos pueblos, por muchos motivos, han venerado a sus mandatarios. Pero él es especial. Es una mente iluminada. Es como un buda". 
El 2 de junio de 1974, en su discurso de coronación, Jigme Singye Wangchuck dijo: 
"La felicidad interior bruta es mucho más importante que el producto interior bruto". Tenía 18 años y se convertía, tras la repentina muerte de su padre, en el monarca más joven del mundo.

No fue un mero eslogan. Desde aquel día, la filosofía de la felicidad interior bruta (FIB) ha guiado la política de Bután y su modelo de desarrollo. La idea es que el modo de medir el progreso no debe basarse estrictamente en el flujo de dinero. El verdadero desarrollo de una sociedad, defienden, tiene lugar cuando los avances en lo material y en lo espiritual se complementan y se refuerzan uno a otro. Cada paso de una sociedad debe valorarse en función no sólo de su rendimiento económico, sino de si conduce o no a la felicidad.


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