Los intelectuales y su rol en la sociedad.

Por Manuel Basurto V.
En alguna parte escuche que los intelectuales tienen una mayor responsabilidad hacia sus congéneres que el común de las personas. Y creo que es cierto desde que “al que mucho se le da mucho se le demandara”. La Biblia.

Intelectual es el que se dedica al estudio y la reflexión crítica sobre la realidad, y comunica sus ideas con la pretensión de influir en ella,
alcanzando un estatus de autoridad ante la opinión pública. Proveniente del mundo de la cultura, como creador o mediador, interviene en el mundo de la política al defender propuestas o denunciar injusticias concretas, además de producir o extender ideología y defender unos u otros valores. El factor determinante en la consideración de un pensador (filósofo, científico, escritor o artista) como un intelectual es su grado de implicación o compromiso con la realidad vital de su época. Wikipedia.

Pero ¿Qué ocurre cuando alguien que conoce más y sabe más, no pone a disposición su conocimiento para de alguna manera contribuir al bienestar de otros? Creo que indefectiblemente se produce el efecto contrario, se crea retroceso, ignorancia y carencia, ya que no existe un lugar neutro aunque muchas veces pareciera existir, debido a que lo que se trasmite aparenta ser inofensivo como lo es el caso del humorismo, la comedia, etc. 

Creo que la risa es una de las manifestaciones humanas más saludables que existen y los que las podemos producir en los demás estamos contribuyendo a su bienestar pero ¿qué pasa cuando esa risa es producida por la burla, el sarcasmo, la necedad y muchas veces hasta la estupidez? Pienso que ahí ya no contribuye al crecimiento y desarrollo del espectador o el lector cualquiera sea el caso, sino todo lo contrario.

Un hombre serio siempre se ríe de sí mismo

Inclusive creo que poder reírse de uno mismo es una gran cualidad y quizás la más difícil de practicar porque hace que nuestro ego disminuya. Cuando nos tomamos tan en serio que no podemos reírnos de nosotros mismos, es que algo no debe ser tan serio, porque mirándonos detenidamente somos seres graciosos y es frecuente que cuando más serios queremos aparentar ser, más risa causamos en los demás. 

A todos nos gusta pasarla bien y disfrutar y se podría decir que lo humorístico es una especie de bálsamo para el alma, sobre todo cuando esta se encuentra atribulada, se ha dicho y con razón que: la curva de una sonrisa es capaz de enderezar muchas cosas. Así que espero se entienda que no tengo nada en contra de reírnos y hacer reír. Al mismo tiempo me parece que podríamos usar ese don maravilloso del buen humor, para despertar en los demás la capacidad de pensar, formarse un mejor criterio, en últimas ejercitar más la inteligencia, en vez de ofenderla.

Otra de las responsabilidades del intelectual que está descrita en la definición es su grado de implicancia y compromiso con la realidad vital de su época, ¿Qué quiere decir esto? A mí parecer y puedo estar equivocado, es que las personas que tenemos el privilegio de saber más obviamente es porque vemos más o por lo menos más claramente nuestra realidad vital, al ver más o mejor nos convertimos nos guste o no en guías de otros que ven menos o simplemente no ven. Pero si el guía es un ciego guiando a otros ciegos, ambos caerán al hoyo. 

Y eso es lo que se tendría que evitar porque queramos o no somos responsables y las consecuencias nos alcanzaran; alguien me envió un comentario donde cita la siguiente frase: 

“Todo lo que hagamos por los demás, ya sea bueno o malo; nos regresará inevitablemente a nosotros…pero multiplicado”.  John Lennon.

Quizás no lo entendamos así y por eso es más difícil que tomemos postura o compromiso cuando algo no nos afecta directamente, pero que algo no nos afecte ahora no quiere decir que no nos afectará también más adelante, especialmente cuando de injusticias se trata. Y al margen de que nos afecte o no, siempre hay algo que podemos mejorar y los que estamos en capacidad de verlo somos los llamados a tomar la iniciativa. 

No siempre se trata de algo grandioso, ni de buscar el reconocimiento que de hecho a todos nos gusta, se trata de comenzar con algo pequeño haciéndolo de manera grandiosa. Y sobre todo no esperar a que los otros lo hagan. Como decía la madre Teresa: No esperes que lo hagan los gobiernos, no esperes que lo hagan las instituciones, hazlo tú mismo.