28 feb 2012

Sintonizando intimamente con nuestra intuición.

Por Manuel Basurto V.
Para sintonizar mejor con nuestra intuición un punto de partida sería hacernos la siguiente pregunta: esencialmente ¿somos un cuerpo con un alma? o ¿un alma con un cuerpo? creo que la respuesta a esta pregunta va a determinar si estamos abiertos a entrar en una dimensión que está más allá de nuestros cinco sentidos
y eso solo es posible si acreditamos que primordialmente somos un alma viviendo una experiencia corporal. La otra opción es "comamos y bebamos que mañana moriremos". O sea vivir intensamente física y materialmente hablando, hasta que se termine, porque ahí se terminaría todo como lo creen algunas personas.
Si asumimos que el alma es lo primordial es lógico pensar que esta alma que encarna en un cuerpo físico tiene cualidades distintas y superiores que estarían a nuestra disposición para ser usadas en tanto habitemos nuestra envoltura física. 

Podríamos decir que a nivel espiritual venimos dotados de todo lo necesario para cumplir un propósito elevado durante nuestra vida terrenal. Y este propósito está íntimamente ligado con esa fuente superior y divina que nos creo y permitió que lleguemos aquí. Para mí la importancia del don de la intuición es que nos conecta con esa esfera invisible del espíritu a fin de liberarnos de la alucinación que representa todo lo externo, lo cual nos hace vivir fascinados por lo que perciben nuestros sentidos. En palabras de Jesús: El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha. 

Creo que todos sentimos de cuando en cuando la necesidad de escapar de esa vorágine que llamamos "vida" y que nos mantiene atrapados en una cosa tras otra, un pensamiento tras otro, un logro por alcanzar tras otro y que pareciera no tener fin. A veces escapamos principalmente de la ciudad y su mundanal ruido para refugiarnos en algún lugar en contacto con la naturaleza porque es ahí donde sentimos retornar a la armonía. Creo que hacemos esto porque sentimos que vivir en la carne, es decir solamente en el plano físico y material nos agota. Nuestro ser integral que está compuesto por lo visible y lo invisible necesita recargarse, inspirarse, renovar vitalidad y eso solo se puede obtener de ese plano que no vemos, pero que está justo ahí a nuestra disposición. El plano espiritual.


Me parece muy importante aprender a aquietar nuestra mente primero estemos en el lugar donde estemos, sintonizar con nuestro ser interior, nuestro cuerpo y su respiración e intentar llegar a un estado de quietud y atención con ese momento presente. Algo que siempre me ha encantado y sería una buena ilustración es la actitud de las gacelas en medio del bosque cuando literalmente sintonizan con "algo" en profunda atención con el entorno tratando de percibir si hay algún peligro y por lo general aciertan. 

Parece que en la actualidad por fin nos damos cuenta de la importancia de permanecer quietos y en silencio por algún tiempo cotidianamente a fin de sintonizar con nuestro interior de la mejor manera que podamos para descubrir nuestro propósito principal porque de ahí emana todo lo demás, paz interior lo cual nos permite tomar mejores decisiones, estabilidad emocional que repercute en nuestra salud física y mental y todo lo importante ya que lo demás es efímero y temporal. 

Las grandes enseñanzas nos hablan de eso desde centurias la biblia dice: en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y Pascal nos dice: "Todas las desdichas del hombre derivan del hecho de que no es capaz de estar sentado tranquilamente, solo, en una habitación". 

Así que el primer paso que tendríamos que dar para sintonizar íntimamente con nuestra intuición es aprender a estar solos y quietos, seguidamente vaciar nuestra mente no dejando que nos atrape ningún pensamiento simplemente observarlos aparecer y desaparecer como hacen los niños cuando juegan con burbujas de jabón y finalmente sintonizar fino interiormente para escuchar que nos dice la voz de la intuición. 

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