5 mar 2012

La actitud que nos encamina hacia la felicidad.

Por Manuel Basurto V.
A veces pasamos mucho tiempo de nuestra vida tratando de hallarle un propósito. En parte me parece un proceso inevitable puesto que venimos de un mundo invisible y entramos al mundo visible sin entender muchas cosas. Es frecuente sentir que lo que somos no encaja
con lo que nos dicen que deberíamos ser. No podemos evitar que surja la pregunta: ¿que propósito tiene nuestra vida? y si es la felicidad ¿porque no la encuentro? 

Muchas veces me he hecho estas preguntas y planteamientos, casi desde que recuerdo haber tenido uso de razón. Me gustaría intentar despejar factores como en una ecuación para dejar simple y claro que es lo que nos acercaría hacia el camino de la felicidad. Ya se que es imposible crear una fórmula de la misma...
y no es esa mi intención, más bien es tratar de ver a fondo cual podría ser nuestra mejor actitud en la vida para acercarnos más a ella.

La aceptación es para comenzar un principio importante a tener en cuenta desde que se nos ha inculcado desde pequeños que debemos luchar, esforzarnos y trabajar duro por lograr lo que deseamos y esas cualidades no dejan de ser importantes y necesarias, sin embargo la desilusión viene cuando olvidamos que hay muchas cosas y quizás las más importantes de nuestra vida que en realidad escapan a nuestro control y esfuerzo y debemos simplemente aceptarlas como parte de nuestro destino. Sabemos por experiencia de otros y nuestra también, que muchos sueños se desvanecen justo cuando parecían estar a punto de culminarse. Ocurre algo que escapa totalmente a nuestro control y nos preguntamos ¿porque? ¿como ocurrió justo ahora? Creo que cuando vivimos con una actitud interior de aceptación es más fácil sobrellevar estos sucesos que parecen contradictorios. Podemos mantenernos en paz aunque lo que este sucediendo no nos haga precisamente felices.  
No sueñes con la felicidad, haz feliz la realidad.
Los deseos, Buda decía que la felicidad comienza cuando se elimina el deseo. Así que ese sería otro elemento a erradicar para acercarnos más a ella. Dejar de desear tantas cosas, como ser de otra manera a la que somos, que las personas sean como deseamos, desear lo que otros tienen, desear más de lo que ya tenemos, etc. Esto podría sonar a no tener ambiciones ni ideales o aspiraciones en la vida, pero para mí significa más bien no vivir dependientes ni apegados a esos deseos porque cuando no los alcanzamos nos causan frustración y dolor y cuando los alcanzamos después de un tiempo nos dejan vacíos causándonos más dolor. Casi siempre aquello mismo que nos trae "felicidad" después nos causa "infelicidad" al cambiar, deteriorarse o simplemente desaparecer lo cual ocurre con todo lo que tiene forma en este mundo. Y cuanto mayor sea nuestro apego a esas formas mayor será nuestro desencanto. 
Y existen una cantidad de formas a las cuales tendemos a apegarnos, nuestra apariencia física especialmente la de la juventud, nuestras opiniones, lo que poseemos material e intelectualmente, nuestros seres queridos, nuestra pareja y el mayor de todos nuestros apegos, nuestra vida física la cual tememos perder. 

Perseguir la felicidad, la gente sabia que nos ha antecedido y aun la contemporánea señala que la felicidad es algo escurridiza y que por lo tanto no hay que perseguirla como un fin personal sino más bien buscar como llevarla a los demás y solo ahí la alcanzaremos. No debemos olvidar también que la alegría de vivir se encuentra cuando estamos conectados con nuestro ser interior.
Podrás percibir los gozosos rayos del alma si interiorizas tu atención. Estas percepciones son posibles si preparas tu mente para gozar del hermoso escenario de los pensamientos en el reino invisible e intangible que hay dentro de ti. No busques la felicidad solo en las ropas bonitas, las casas limpias, las cenas deliciosas, los cojines blandos y los lujos. Estas cosas encarcelaran tu felicidad detrás de las rejas de lo externo, de lo superficial. Antes bien, en el avión de tu imaginación deslízate por el ilimitado imperio de los pensamientos. Allí, contempla las sierras de las aspiraciones espirituales, sin fisuras y majestuosas, para mejora de ti mismo y de los demás. Paramhansa Yogananda. 

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