9 jun 2012

Aprender, aceptar y gozar de todo el ciclo de la vida.

Por Manuel Basurto V.
Es notable con que facilidad a veces perdemos de vista lo importante en la vida. De seguro es por eso que nuestro tránsito por esta tierra tiene que estar intercalado con las perdidas, enfermedades y el dolor de algún tipo. Porque de ¿que otra manera apreciaríamos todo lo bello y preciado que la existencia nos ofrece? 


Como decía un viejo maestro: no podríamos apreciar la salud a menos que alguna vez hayamos estado enfermos, ni apreciar la alegría si nunca estuviéramos tristes y así hay una enorme lista de aparentes contrarios sin los cuales no podríamos dar con un justo valor de la vida. Cuando se habla de estas cosas se tiene la impresión que todo el mundo lo sabe pero con que facilidad lo olvidamos y somos absorbidos completamente por los "afanes de esta vida" actuando como si todo se tratase de hacer, lograr y acumular. 

No digo que todo eso este mal, por el contrario es importante y necesario, pero no creo que con esa manera de encarar la vida se logre la plenitud. Pareciera que una de las grandes lecciones que tenemos que aprender durante nuestra vida terrena es a encontrar un buen y sano equilibrio en todo.

Cuando se observa con atención la naturaleza se puede ver y sentir que ese equilibrio perfecto existe, cada elemento y circunstancia tiene una razón de ser, basta con apreciar por ejemplo las estaciones del año, aunque a todos nos encanta la primavera no podríamos decir que las otras estaciones no tienen también su encanto y ni que decir de su utilidad. Aunque posiblemente a todos o casi todos nos cueste adaptarnos al frío del invierno o al calor del verano tenemos que entender y aceptar que cada estación es necesaria e importante y no podríamos prescindir de ninguna. 

Si trasladamos ese mismo concepto a las distintas etapas de la vida humana tampoco podríamos decir que una es mejor o más importante que las otras o que una es más bella que la otra, claro que nuestra tendencia es a exaltar y admirar por ejemplo la belleza y la energía de la juventud o la espontaneidad, despreocupación e inocencia de la niñez, pero obviamente que aunque quisiéramos no podríamos quedarnos en ninguna de ellas. 


Entonces ¿cual sería el factor que hace que podamos apreciar y disfrutar de cada etapa que nos toca vivir? creo que hay varios, pero indudablemente que uno de ellos es la capacidad de flexibilidad y adaptación a los cambios que también nos toca vivir. Lo cual se podría traducir como "vivir intensamente en el momento presente". 


Aun así hay un aspecto de todo ese ciclo al que nos cuesta mucho aceptar como escuche decir a un filosofo hace unos días: "la muerte es el pensamiento intolerable" es el pensamiento que no podemos tolerar. Sin embargo hay una alegoría que hace el apóstol San Pablo respecto a la resurrección de los muertos que siempre me ha fascinado porque es la esperanzadora respuesta que el da a los que le preguntan ¿como sucederá eso? dice: 

Pero dirá alguno: ¿como resucitarán los muertos? ¿con que cuerpo vendrán? 

Necio, lo que tu siembras no se vivifica, si no muere antes. Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano; pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.

A mi entender lo que está diciendo es que para que algo de fruto o se transforme es necesario sembrar y eso que se siembra tiene antes que morir. Sin embargo, explica que lo que se siembra es diferente a lo que florece, se siembra un grano desnudo y el fruto en este caso el cuerpo es diferente y lo da Dios como el quiere. 


Me parece que eso mismo ocurre con nuestro cuerpo a la hora de morir, es necesaria esa muerte física para que podamos ser vivificados y resucitar con un nuevo cuerpo, el espiritual. Para mi tiene mucho sentido, más que pensar o creer que solo somos un conjunto de huesos, tejidos y sangre destinados al deterioro y la desaparición total.

Si la muerte no fuera el preludio a otra vida, la vida presente sería una burla cruel. Mahatma Gandhi.


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