4 jun 2014

Mi percepción del mundial de fútbol 2014.

Por Manuel Basurto V.
Cada vez que se acerca el inicio de un evento deportivo internacional, como lo es el mundial de fútbol, se vuelve casi inevitable no verse influenciado o contagiado por la euforia del mismo. Basta dar una mirada por los canales de televisión para ver que casi todo, por no decir todo, comienza a relacionarse con el fútbol, desde la política, hasta la religión,
pasando por toda la artillería publicitaria intentando seducirnos a consumir más cosas. Igual sucede con las redes sociales, donde se aprecia las diferentes posturas tanto a favor como en contra de este acontecimiento.

Lo que particularmente llama mi atención de este mundial que está por comenzar en Brasil, es por un lado, la millonaria inversión hecha para su realización, y por el otro la reacción de igual magnitud o mayor, de criticas y protestas por parte de un sector importante de su población. Desde la primera vez que visite y pase un tiempo en Brasil allá por los 70, tuve la impresión que su gente siempre ha considerado que "Brasil e samba, mulher y futebol" (Brasil es samba, mujer y fútbol) y hasta hoy ha sido difícil relacionar a Brasil de otra manera. Así que las reacciones adversas a la realización de la copa actual, deja ver que hoy por hoy se está gestando un cambio cultural en los brasileros.

Según se puede apreciar por las manifestaciones, la gente está tratando de llamar la atención del mundo, sobre otros aspectos que considera de mayor importancia y que necesitan ser atendidos, como la educación, salud, inseguridad, pobreza, etc. Sin embargo y más allá de todo lo que se pueda decir o hacer, lo cierto y lo concreto, es que cuando comience el mundial todos de alguna manera seremos absorbidos por él. Y es sobre este punto sobre el que me gustaría reflexionar.

Separando lo deportivo, bonito e interesante que pueda ser el fútbol, la pregunta que me hago es: ¿qué hace que nos enganchemos tanto con este evento; existe algo en nuestro psique que nos impulsa a pensar solo en fútbol durante esa temporada? 
La respuesta es SÍ y por varias razones. Indudablemente que una de las más influyentes es la que ejercen los medios, los cuales a su vez dependen de intereses tanto sociales, como políticos y principalmente económicos. 

Estos medios de comunicación no escatiman esfuerzos para explotar las emociones humanas, llámese nacionalismo, competencia, confrontación, pertenencia o fanatismo, por mencionar algunos.
Y posiblemente uno de los más poderosos al cual recurren muchos es al nacionalismo, por algo se cantan los himnos nacionales antes de cada partido; y es que es uno de los sentimientos más fuertes que se nos ha inculcado, y debido a el, queramos o no, nos veremos afectados por lo que suceda en las canchas de fútbol.

“El nacionalismo es la extraña creencia de que un país es mejor que otro por virtud del hecho de que naciste ahí”. George Bernard Shaw.

Aún si el equipo de nuestro país no está en el cotejo igual querremos que la copa se quede en nuestro continente, o en el equipo en que esté nuestro jugador favorito, y así encontraremos una y mil razones para dejar que una exacerbada pasión se apodere de nosotros. Y es que para mí, el mundial es una ocasión propicia para que en muchos aflore el ego tanto personal, como colectivo, con sus nocivas características como; necesidad de tener siempre un rival, competir para ganar a cualquier precio, violentarse si no se lo consigue o enorgullecerse exageradamente por los logros. 

Pero OJO! que no estoy hablando de lo bueno que puede ser la práctica deportiva y sus sanos beneficios. Tampoco estoy en contra de disfrutar de un espectáculo por demás ingenioso y divertido como es un partido de fútbol. Hablo de que, como en cualquier otra actividad en la que participemos, aún como meros espectadores, siempre debemos estar conscientes, es decir despiertos a la misma, y no simplemente dejarnos arrastrar por la corriente de lo que se impone en las mayorías.  


   


1 comentario:

  1. De acuerdo en todo, solo creo, q el pueblo brasilero no se manifiesta para mostrarle nada al mundo sino a sus propios lideres politicos,y si efectivamente ha ocurrido un cambio cultural, en parte impulsado por unos 20 años de un progreso socioeconomico que no ha sido suficiente para solucionar problemas estructurales del pais pero si para despertar en la sociedad una cierta conciencia de querer vivir mejor, curiosamente proceso inverso al que ha vivido la argentina

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