18 nov 2011

EvolucioDando! dar nos hace crecer.

por Manuel Basurto V.
Seguramente coincidiremos en que una característica notable del ser humano es ser egoístas, esto se manifiesta desde nuestra infancia cuando lloramos por el juguete que no es nuestro y que a toda costa queremos. O cuando nos negamos a prestar o compartir el nuestro como si fuéramos a perder algo de lo que somos. Bajo esta óptica es muy frecuente ver durante nuestra vida cuanto tendemos a acumular  y cuan poco a compartir o simplemente dar. ¿Sera porque de alguna manera creemos que cuando damos algo lo estamos perdiendo? O ¿quizás es la idea de que acumular nos hace ricos? O ¿tal vez sea el pensar que debemos precaver y guardar lo que en algún momento nos puede ser de utilidad? Existen infinidad de factores justificables o no que nos llevan a permanecer en esta actitud egoista. Quizás muchos pensamos que todas la personas tenemos
las mismas capacidades para conseguir lo que necesitamos y nos preguntamos ¿Por qué tendríamos que compartir o dar lo que con tanto esfuerzo hemos conseguido? y nos afecta más cuando vemos que otros no sufren el mismo desgaste para conseguir las suyas. Sin embargo y pese a todo eso, si miramos con atención a nuestro alrededor veremos que casi todo por no decir todo, se basa en dar y recibir. Para comenzar tenemos un gran ejemplo en la misma naturaleza, diariamente recibimos el aire que respiramos, los rayos del sol sin los cuales no podríamos existir, el agua ese maravilloso e imprescindible elemento, la tierra que nos da sus frutos junto con los animales.Y siendo así ¿no hemos comprobado todavía que lo imprescindible para vivir lo recibimos gratuitamente? ¿Todavía no vemos que los mejores momentos son los que compartimos?, eso va desde una comida, una conversación, un deporte o simplemente hacer el amor, siempre es dar para recibir, incluso en el acto sexual las relaciones más gratificantes y satisfactorias son aquellas en las que sabemos que estamos dando sin pedir nada a cambio.Y es verdad, que cuando damos sobre todo cuando damos de nosotros mismos, de nuestro tiempo, nuestra atención, nuestro amor…sentimos casi de inmediato una recompensa que se traduce en una sensación de satisfacción interior. Evolucionamos espiritualmente.
Todos sabemos perfectamente que ahora mismo existe en el mundo un terrible desequilibrio en la distribución de los recursos y las riquezas sabemos también que se debe al egoísmo y codicia del hombre, pero quizás lo que no vemos claramente es nuestro papel individual en todo eso como responsables de ese mal. No importa cuán poco tengamos o cuán pequeña pensemos que es nuestra influencia en el mundo, nuestra actitud frente a lo que poseemos, seamos generosos o no, afecta esa parte del mundo. A los ojos de Dios no está mal la riqueza y la prosperidad, al final de cuentas es él quien permite que las tengamos. Sin embargo si parece estar en contra de acumular y no compartir nuestros bienes como lo ilustra Jesús: Vended lo que poseèis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. Porque donde esta vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.  
Ahora bien, lo que uno siempre piensa es: ¿que es en realidad lo más importante que podemos dar?, la tendencia es que valoremos más cuando de dinero se trata o cuando nuestra ayuda implica cierto esfuerzo físico o de nuestro tiempo. Pero seguramente que lo más importante es nuestra motivación al dar, si partimos de ser honestos con nosotros mismos y damos de corazón de lo que sea que tengamos.
"Cuanto menos poseemos más podemos dar. Parece imposible, pero no lo es. Esa es la lógica del amor". Madre Teresa.

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