27 nov 2011

Una Melodía para la Vida.



Por Manuel Basurto V.
Siempre he sentido que la vida podría ser como una hermosa melodía que juntos elevemos a nuestro Creador. Cuando he observado en una orquesta como cada instrumento siendo tan diferente se acopla y casi conversa con los otros para formar una dulce melodía, he pensado extasiado cuan maravilloso sería que los seres humanos entendiéramos este principio. Que siendo diferentes en realidad todos somos Uno.
Hay tantos ejemplos que nos manifiestan esta unidad, está prácticamente en todo, está en la naturaleza misma. Como dice San Pablo: porque las cosas invisibles de Dios, su eterno poder y deidad se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas...y nuestro cuerpo es un gran ejemplo con diferentes miembros, diferentes funciones pero todas importantes, ninguno podría decir que no necesita al otro o que el uno es más importante que el otro. 

Todos en un armonioso sincronismo para darle vida, junto con las extraordinarias células que se calcula tenemos en número de seis mil millones todas unidas por un vinculo afectivo que podríamos llamar amor. Sin embargo cuando una célula pierde la noción de la unidad se produce la destrucción como lo explica tan claramente en el libro "La Fuerza de Creer" de Wayne W. Dyer:

Cuando una célula no goza de armonía o de tranquilidad 
interior a pesar de que sus partes componentes se encuentran 
en la debida proporción, esa célula en particular se comportará 
de una manera no armónica, lo cual finalmente afectará al todo 
que la contiene. Así pues, una célula que carezca de tranquilidad, 
es una célula enferma que ha perdido  el punto de referencia 
sobre el todo y sobre sí misma. 
A una célula enferma le falta tranquilidad interna, armonía, amor, o como le llamemos. Esa célula no tiene ninguna referencia sobre el todo, sobre la persona individual. En consecuencia, destruye todo  lo que encuentra en 
su camino y se niega a cooperar con las demás células, hasta 
que destruye el todo, y como resultado se elimina a sí misma. 
Lo que acabo de describir es el modo de comportamiento de 
un cáncer en el cuerpo. 
Es un organismo que ha perdido toda 
referencia al conjunto, que no coopera con las otras células y 
que finalmente acaba por matar al todo y destruirse a sí mismo 
durante el proceso. Puesto que le falta el punto de referencia con 
respecto al todo, se sitúa erróneamente en una vía que lo
conduce a la destrucción.

¿No les parece que es una descripción un poco aterradora pero muy semejante al comportamiento de la humanidad actual? y seguro nuestra pregunta es ¿cual es la parte que nos toca, que podemos hacer cada uno para iniciar el proceso de cambio al parecer bastante urgente antes de llegar a la auto-destrucción?. Como bien sabemos solo hay un rincón del universo que de seguro podemos cambiar y ese rincón es uno mismo, pero cuando damos el paso inicial alguien más nos seguirá, está históricamente comprobado que todos los cambios que se dieron en el mundo comenzaron con el pensamiento y la acción de una sola persona. 

Quizás lo primero sea reconocernos todos los seres humanos como esencialmente iguales, de ahí seguiría el respeto y el amarlos como a uno mismo.

Volviendo al tema de la música, es notable como en una orquesta a veces se ve a alguien mayor tocando un instrumento que pareciera ser de lo más simple, como el triangulo o la campanilla pero cuyo sonido debe ser ejecutado en el instante preciso porque de lo contrario crearía distorsión y falta de armonía. Y he pensado no es igual en la vida de los humanos, ¿que haríamos sin la humilde persona que barre las calles? o ¿los que recojen la basura, los plomeros y los panaderos? y la lista sería interminable de la gente con cuya labor aparentemente insignificante hace posible una mejor existencia de los demás. 

Este podría ser el siguiente paso de nuestra tarea personal de cambio, apreciar y honrar las pequeñas labores y la de los que la realizan, aprecio que podemos mostrar con apenas una mirada, una sonrisa o un gracias. Comencemos ahora.   

2 comentarios:

  1. Alguien pregunto a un joven:
    ¿Cuantos amigos tienes?
    El joven se apresuró a contestar muy orgulloso "Tengo 50 amigos!"
    No es suficiente, le respondió el otro, y prosiguió ¿Cuantos enemigos tienes?
    Esta vez el joven no se apresuró a contestar tan apresuradamente y luego de pensarlo bien y de una gran pausa, finalmente contesto:
    "Solo tengo 1 enemigo"
    A lo que el otro le respondió "ES DEMASIADO!"...

    Si, es verdad! si hay algo que vale la pena hacer es preocuparnos por la felicidad y el bienestar de "los demas". Porque haciendolo, estaremos asegurando nuestro bienestar y nuestra felicidad tambien!..."Todo lo que hagamos por los demas, ya sea bueno o malo; REGRESARA inevitablemente a nosotros..PERO MULTIPLICADO! (“Imagine” by J. Lennon)

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  2. Muy buen aporte, todos podríamos convertirnos en "facilitadores" de la vida de alguien más. Gracias por tu comentario.

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