7 abr 2012

"En casi todo lo que emprenda, sólo su entusiasmo lo conducirá al éxito".

Por Manuel Basurto V.
No creo que exista una persona que carezca completamente de un anhelo, ideal o sueño. A lo mejor varíe en cuanto a la intensidad o la ambición de lo que se desee alcanzar y es ahí donde entran a tallar varios factores importantes uno de los cuales es el entusiasmo. Me parece a mi que al igual que la inspiración, el entusiasmo también
nace del interior como algo extraordinario así está su definición : 
El entusiasmo es la exaltación del ánimo que se produce por algo que cautiva o que es admirado. El término procede del latín tardío enthusiasmus, aunque su origen más remoto se encuentra en la lengua griega. Para los griegos, entusiasmo significaba “tener un Dios dentro de sí”. La persona entusiasmada, por lo tanto, era aquella guiada por la fuerza y la sabiduría de un dios, capaz de hacer que ocurrieran cosas.

Entusiasmarse, como dice su definición es una exaltación del animo que a mi modo de ver proviene de algo interior y muchas veces superior a nosotros mismos. Es frecuente que cuando vemos los logros de alguien nos centremos más en otras características como el esfuerzo, la perseverancia y el trabajo arduo, lo cual indudablemente forma parte del proceso de alcanzar una meta, sin embargo lo que llama mi atención es ¿como estas personas logran mantener esa perseverancia, esfuerzo? etc; y estoy convencido que no provienen de algo externo a ellos sino interno incluso más allá de la mente y que solo pensar o repetir un eslogan tipo: "se que lo lograré" o "sí, se puede" mientras transpiramos levantando los brazos para decir "lo logré". 

Sin embargo he notado que a la mayoría de los seres humanos nos complace creer que lo que logramos se debe principalmente a lo que somos y a nuestros esfuerzos y creo que esto se debe a que buscamos el reconocimiento y la aceptación de los demás lo cual no hace otra cosa que alimentar nuestro ego. Es decir que alimenta una falsa imagen de lo que creemos ser, nos cuesta aceptar que en realidad todo don perfecto desciende de lo alto, como dice la Biblia. Y es que cuando reconocemos que nada tenemos que no hayamos recibido y nada somos en verdad, nuestro ego se desvanece y nos queda solo el camino de la humildad. 

Es notable ver que los verdaderamente grandes han reconocido que no eran tan grandes como la gente los quería ver, si hay una característica resaltante en todos ellos es la humildad producto precisamente del reconocimiento de que no eran ellos los creadores del sueño sino más bien unos conductos o canales por donde algo superior podía manifestarse al mundo. Incluso muchos de estos genios reconocen que había una fuerza impulsora superior a ellos e incontenible que los llevaba a realizar lo que realizaron aun sin importarles los resultados. 

Pero como sus creaciones, sueños o proyectos están en armonía con esa fuerza impulsora superior no podrían obtener otra cosa que el éxito. Y es que todos reconocemos la inspiración y el entusiasmo o por seguro la falta de ellos, se nota en cualquier actividad por grande o pequeña que sea, si lo que realizamos cuenta con toda nuestra atención y si estamos plenamente en ello el resultado lo manifestara. Pienso que esto no se puede lograr por propio esfuerzo sino simplemente sintonizando con esa energía interior que nos da el entusiasmo para hacer lo que hacemos y ser lo que en realidad somos. Claro que también podemos tomar una decisión consciente para "amar" en cierta forma lo que en determinado momento nos toca realizar y hacerlo lo mejor posible aunque no sea nuestra vocación.

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