14 ago 2012

¿Porque las mascotas son nuestros mejores amigos?

Por Manuel Basurto V.
Hace poco leí un artículo en un diario acerca de la foto publicada en el face book por un hombre y su perro que conmocionó las redes con miles de comentarios y reacciones. La foto habla por sí misma. 
Este hombre contaba como inexplicablemente su perro le había salvado la vida cuando atravesó una época de fuerte depresión debido al término de su relación con su pareja. Ahora el perro ya mayor,
sufre de fuertes dolores de huesos los cuales solo se alivian en el agua razón por la que su amo lo lleva a nadar al lago. 
A la mayoría de personas nos impacta y nos llama mucho la atención las historias protagonizadas por animales que salvan a sus cachorros o ayudan a sus congéneres y aun a los humanos en situaciones extremas, realmente son ejemplos que nos sorprenden sobretodo viniendo de seres a los que llamamos "animales". 

Hasta da la impresión que las muestras de solidaridad, sacrificio y amor son más notables y frecuentes entre ellos que entre nosotros los humanos. Siempre me ha llamado la atención y me he preguntado ¿porque parece ser mucho más fácil crear lazos fraternos de tanta calidad con las mascotas que con las personas? como todos sabemos hay gente solitaria a quienes solo les ha dado sentido a sus vidas la presencia de un animal como mascota.

Posiblemente una de las respuestas sea que la sociedad nos inculca la individualidad haciéndonos creer que somos "únicos" y por lo tanto estamos separados unos de otros y de todo lo demás. Posiblemente me dirán que no cave duda, es así y es cierto, los seres humanos somos únicos en la diversidad, pero la fuente creadora se encargo que todos estuviéramos conformados básicamente por lo mismo; un mismo cuerpo, un mismo cerebro, un mismo corazón, etc; un tiempo de nacer y uno de morir y en lo espiritual; una misma necesidad de amar y ser amados, la búsqueda de bienestar y felicidad y un profundo anhelo de inmortalidad, ya que creo que nadie en realidad quiera morir.


Mi nieta Angelina con nuestro perro rocky
Esa individualidad tan promovida en estos tiempos también tiene otro nombre egoísmo: El término egoísmo hace referencia al amor excesivo e inmoderado que una persona siente sobre sí misma y que le hace atender desmedidamente su propio interés. Por lo tanto, el egoísta no se interesa por el interés del prójimo y rige sus actos de acuerdo a su absoluta conveniencia.

En cambio con los animales ocurre lo contrario, aunque en forma instintiva buscan también su supervivencia ésta no los motiva a fingir y manipular sus sentimientos para lograr sus fines y seguro instintivamente también, saben devolver el amor que se les prodiga. ¿Y podríamos decir lo mismo de nosotros los humanos? infelizmente creo que no! pero la buena noticia es que podemos cambiar y ese cambio comienza simplemente con un pensamiento, porque es la manera de pensar adquirida la que nos ha traído hasta el punto deshumanizado en que vivimos pero si la cambiamos nos llevará al siguiente nivel donde en realidad a todos nos gustaría estar. 

Seguro que todos deseamos que nuestras relaciones sean las de "ganar-ganar" o sea donde todas las partes se benefician, seguro que no queremos vernos defraudados en la confianza que depositamos en alguien, seguro queremos que nuestras relaciones románticas y sentimentales sean lo más honestas y sinceras posibles, por seguro quisiéramos tener una buena comunicación con nuestra pareja e hijos, con la gente con la que ínter-relacionamos comercialmente y la lista es interminable. Pues para mí uno de los secretos para tener y atraer todas esas cualidades de una buena relación comienzan con cimentar una buena amistad. 

Pero para ser amigo hay que comenzar por otra clave, apartar lo más posible el "yo" o mejor dicho el ego, ya que como nos lo muestran los animales, ser amigo es justamente un sentimiento autentico y desinteresado por el bienestar del otro. Incluso me atrevería a decir que una buena amistad con el sexo opuesto es incluso más importante que estar enamorado ya que obedece a un sentimiento más profundo e imperecedero, ya que nos podríamos enamorar fácilmente de aspectos externos y pasajeros, mientras que cimentar una amistad verdadera requiere de mucho más.

Con mucha razón el propio Jesús se dirigió a sus discípulos poco antes de su muerte diciéndoles: 
Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.

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