Considero que otro tema muy importante sobre el cual reflexionar son nuestras creencias religiosas, lo considero así por varios aspectos los cuales inciden sobre uno mismo y los demás y sobretodo porque me parece que en varios casos se ha perdido
de vista los fundamentos originales.
Pienso que profesar una fe y desarrollar una buena base espiritual es uno de los pilares más importantes que se puede tener en la vida, principalmente en los momentos de crisis que siempre llegan, el hombre necesita de un apoyo de una fuerza interior para poder soportar y trascenderla y ahí entra en juego la base espiritual con que uno cuente.
Siempre ha habido y siempre habrá gente que piense lo contrario, pero yo personalmente nunca he podido prescindir de ello.
Recuerdo haber sentido desde temprana edad profunda admiración y veneración por las historias de santos y grandes personajes de la religión católica en la cual fui educado. Quizás por no haber tenido una infancia común en el sentido de haber crecido en el seno de una familia con papá y mamá, sino que pase desde muy pequeño a enfrentar distintos cambios tanto de lugares como de personas que me cuidaron, se fue desarrollando en mi un sentido de singularidad y soledad que posiblemente hizo que me refugiara en pensar, soñar y buscar algo más que el común de los niños y adolescentes.
Ese refugio lo busque siempre en un ser superior, que en la formación que recibí se llama Jesús. Ahora ya mayor cuando miro mi vida en retrospectiva veo que la presencia de Jesús ha sido siempre una constante de la que nunca he podido apartarme ni dejar de recurrir y con el cual de manera inexplicable sigo teniendo una relación interior a la que El sigue correspondiendo.
Se que el mundo actual ofrece una serie de "explicaciones" para esto de la fe y las creencias que nos pueden llevar desde el terreno psicológico hasta el científico. Pero lo cierto es que cuanto más tomo conciencia de la pequeñez y fragilidad de la existencia humana más fuerte se hace esta presencia de Dios.
Ahora bien, para mi el problema comienza cuando partiendo de algo interior sometemos nuestras creencias al pensamiento de otra gente esperando que nos va a guiar a desarrollar aquello que ya tenemos dentro de nosotros, pero en vez de eso, nos influyen hasta trocar lo interior y espiritual por conceptos puramente externos y materiales convirtiendo nuestra fe en un mero concepto mental, el cual es necesario obedecer, creer y defender.
Y lo que es más grave aun, muchos de estos guías espirituales consciente o inconscientemente, por lo general manipulan nuestras creencias en favor de intereses puramente materiales y principalmente económicos.
Esto no solo a llevado a la desvalorización de las enseñanzas originales de los principales credos sino a la perdida del poder transformador de las mismas, convirtiéndose en muchos casos en el solo cumplimiento de dogmas, ritos y tradiciones carentes de profundidad y que por lo tanto ya no responden a las necesidades actuales, principalmente las que se plantean los jóvenes quienes anhelan cambios y respuestas revolucionarias para ellos mismos y la sociedad.
Esto ha dado pase a la proliferación de nuevas confesiones, movimientos religiosos, etc, quienes nos ofrecen ideales que satisfarían esa carencia espiritual, pero de las cuales habría que analizar muy bien la autoridad espiritual que se atribuyen antes de aceptarlas.
de vista los fundamentos originales.
Pienso que profesar una fe y desarrollar una buena base espiritual es uno de los pilares más importantes que se puede tener en la vida, principalmente en los momentos de crisis que siempre llegan, el hombre necesita de un apoyo de una fuerza interior para poder soportar y trascenderla y ahí entra en juego la base espiritual con que uno cuente.
Siempre ha habido y siempre habrá gente que piense lo contrario, pero yo personalmente nunca he podido prescindir de ello.
Recuerdo haber sentido desde temprana edad profunda admiración y veneración por las historias de santos y grandes personajes de la religión católica en la cual fui educado. Quizás por no haber tenido una infancia común en el sentido de haber crecido en el seno de una familia con papá y mamá, sino que pase desde muy pequeño a enfrentar distintos cambios tanto de lugares como de personas que me cuidaron, se fue desarrollando en mi un sentido de singularidad y soledad que posiblemente hizo que me refugiara en pensar, soñar y buscar algo más que el común de los niños y adolescentes.
Ese refugio lo busque siempre en un ser superior, que en la formación que recibí se llama Jesús. Ahora ya mayor cuando miro mi vida en retrospectiva veo que la presencia de Jesús ha sido siempre una constante de la que nunca he podido apartarme ni dejar de recurrir y con el cual de manera inexplicable sigo teniendo una relación interior a la que El sigue correspondiendo.
Se que el mundo actual ofrece una serie de "explicaciones" para esto de la fe y las creencias que nos pueden llevar desde el terreno psicológico hasta el científico. Pero lo cierto es que cuanto más tomo conciencia de la pequeñez y fragilidad de la existencia humana más fuerte se hace esta presencia de Dios.
Ahora bien, para mi el problema comienza cuando partiendo de algo interior sometemos nuestras creencias al pensamiento de otra gente esperando que nos va a guiar a desarrollar aquello que ya tenemos dentro de nosotros, pero en vez de eso, nos influyen hasta trocar lo interior y espiritual por conceptos puramente externos y materiales convirtiendo nuestra fe en un mero concepto mental, el cual es necesario obedecer, creer y defender.
Y lo que es más grave aun, muchos de estos guías espirituales consciente o inconscientemente, por lo general manipulan nuestras creencias en favor de intereses puramente materiales y principalmente económicos.
Esto no solo a llevado a la desvalorización de las enseñanzas originales de los principales credos sino a la perdida del poder transformador de las mismas, convirtiéndose en muchos casos en el solo cumplimiento de dogmas, ritos y tradiciones carentes de profundidad y que por lo tanto ya no responden a las necesidades actuales, principalmente las que se plantean los jóvenes quienes anhelan cambios y respuestas revolucionarias para ellos mismos y la sociedad.
Esto ha dado pase a la proliferación de nuevas confesiones, movimientos religiosos, etc, quienes nos ofrecen ideales que satisfarían esa carencia espiritual, pero de las cuales habría que analizar muy bien la autoridad espiritual que se atribuyen antes de aceptarlas.
En el mejor de los casos, volviendo a los credos tradicionales, me parece que la mayoría vivimos una fe superficial no comprometida y apartada de las vivencias cotidianas, como si esos principios en los que decimos creer no tuvieran un valor práctico y aplicable.
Se vive una dualidad, por un lado la "vida real cotidiana", trabajo, dinero, diversión , etc y del otro "su religión una o dos veces por semana".
Se vive una dualidad, por un lado la "vida real cotidiana", trabajo, dinero, diversión , etc y del otro "su religión una o dos veces por semana".
Sentida y razonada nota, excelente para llevar a la reflexión.
ResponderEliminarCuando una religión le da mayor importancia a su institución que a sus valores espirituales, pierde el rumbo, llevando consigo a sus fieles en dirección equivocada, dejándoles vacíos por que no encuentran lo que buscan y esto les hace quedar a la deriva, para luego asirse con uñas y dientes a quien les ofrece algunas veces, sólo “migajas” de lo que su alma anhela.
Pero, creo que actualmente, hay cada vez más personas que cuestionan en lugar de aceptar todo de buenas a primeras, y esto se ve principalmente en los jóvenes, quienes sienten la necesidad de saber el “porqué” de todo.
Tal vez, nos encaminamos hacia una “religión” basada en la experiencia personal, que nos da mayor libertad, en que no hay intermediarios, dogmas o ritos entre Dios y el individuo. Una fe en constante evolución, dinámica, nunca cristalizada, no sería una religión a la carta, ni cómoda, ni poco comprometida, porque irradiaría desde nuestra verdadera esencia. Quizás esto pueda ser una utopía… La religión debiera espiritualizar la vida cotidiana, cimentar valores, dar sentido a la existencia, tornarnos más humanos, conectarnos con nuestro Ser profundo y así poder identificarme y reflejarme en el prójimo; porque sólo cuando percibo que No soy los roles que me corresponde vivir, el cargo que ocupo, el status social o económico, etc. soy capaz de reconocerme en quien está a mi lado. Creo que a esto se refería Jesús, cuando dijo: “sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto”, nos instaba a potenciar nuestro Verdadero Ser, a ser mejores cada día y por añadidura además, la vida cobraría sentido y plenitud y llegaría el Reino de Dios al corazón del ser humano y por ende… a la tierra. Ingrid