Frente al espejo AUTO-ENTREVISTA.Nuestros Temores

Por Manuel Basurto V.

¿Qué es lo que más temes en la vida?

Uno de los mayores temores que he tenido gran parte de mi vida y que se manifiesta aun hoy, es el temor al futuro. Este temor se presenta de varias formas, temor a la pobreza, al sufrimiento en sus diversas formas, la enfermedad
tanto mía como de mis seres queridos y por supuesto el temor a la muerte. Si los catalogáramos tendríamos cuatro items: pobreza, sufrimiento, enfermedad y muerte. Sabemos que estos temores son inherentes a la mayoría de los seres humanos; quizás sea eso mismo lo que nos impulsa a buscar por todos los medios posibles algún tipo de seguridad. 

Y siendo que vivimos en una sociedad donde el dinero es el principal medio de intercambio comercial y de servicios, no es de sorprender que todos vivamos avocados a conseguirlo y en grandes cantidades, quizás con la creencia inconsciente que el poseerlo nos librará de esos cuatro fantasmas que parecen merodearnos durante toda nuestra existencia. ¿Pero realmente el dinero nos libra? Seguramente su respuesta será que no, pero me dirán, que por lo menos al tener dinero se está mejor posicionado para enfrentarlos, y no dejan de tener razón.

Pero entonces, si el dinero no nos ofrece seguridad ¿qué lo hará? 

La gente que profesa una fe religiosa seguramente responderá que esa fe la sustenta, por ejemplo en la cristiandad se afirma que existe un poder en las escrituras bíblicas y el cristiano obtiene apoyo y consuelo aferrándose a esas promesas, lo mismo que con la oración tanto personal o colectiva, y es bien sabido que muchas veces esta fe funciona de manera extraordinaria. 
Y aquí encontramos un punto en el que muchos coincidimos, la fe; que indudablemente lleva en si misma un misterioso y gran poder. Fe que depositamos en diferentes áreas y circunstancias, como por ejemplo, fe en la medicina científica, fe en el poder de la oración, fe en el dinero, etc; se puede decir que necesitamos fe para todo.
  

Pero volviendo al punto de ¿qué? nos puede ayudar a obtener cierta seguridad en nuestro transitar por la vida, diría que algo que sirve mucho es la comprensión y aceptación interior de ciertas leyes universales que no podemos alterar. Comenzando por la de temporalidad de todo y todos, incluyendo nuestra vida terrena. Dentro de esa temporalidad también ocurren una cantidad de sucesos que no dependen de uno y que moldean nuestra existencia, como si no viviéramos la vida, sino que esta nos vive a nosotros. 

Estos sucesos pertenecen a la ley de sincronicidad esas coincidencias grandes y pequeñas que cuando miramos atrás vemos que han encajado perfectamente en el diseño de nuestra vida.
No niego que tengamos libre albedrío ni que mucho de lo que nos ocurre es consecuencia de nuestras propias decisiones, pero con frecuencia me pregunto si no venimos en parte pre-destinados ¿si no será que antes de nacer elegimos lo más trascendente que venimos a hacer o aprender?

"Acepta todo lo que venga tejido en el tapiz de tu destino, porque qué otra cosa podría adecuarse mejor a tus necesidades." Marco Aurelio

¿Crees que hay algún otro factor que podría ayudar a afrontar nuestros temores?
Me parece que la mente ocupa un lugar preponderante aunque con frecuencia nos juega sucio ya que tendemos a anticipar e imaginar lo que podría suceder casi siempre de manera negativa lo cual nos hace sufrir antes de tiempo. Con frecuencia en la mente creamos una historia ficticia pero muy vivida de lo que posiblemente sucederá lo que nos crea ansiedad ya que nadie es capaz de afrontar lo que todavía no ha sucedido.

Lo irónico es que cuando se mira bien, comprobamos vez tras vez que la mayoría de los males que nos imaginamos y sufrimos con antelación, casi nunca llegan a suceder o por lo menos no con esa magnitud. Así que aprender a controlar y elegir nuestros pensamientos es crucial, algo no tan fácil de hacer, sobretodo cuando no hemos desarrollado el hábito y desconocemos la fuerza y el poder de la mente que es capaz de arrastrarnos sin control.

El que puede cambiar sus pensamientos puede cambiar su destino. Stephen Crane