10 ago 2013

Sexo, Alcohol y otros placeres...(Auto entrevista)

Por Manuel Basurto V.
¿Qué piensas o sientes en relación a los placeres, son buenos o malos, deben ser controlados, como es este tema para ti? 
Creo que no hay que ser filosofo para darse cuenta que hemos sido creados de tal manera que todo lo que nos es necesario, también nos es placentero, comer, dormir, jugar, hacer el amor y hasta las funciones fisiológicas menos decorosas. 

"El ser humano se mueve por placer; única y exclusivamente por placer". Manuel Vicent.

Yo diría que existen tres grandes placeres importantes en la vida del hombre con los cuales hay que saber conducirse: comida, sexo y alcohol. Digo esto porque me parece que son los más adictivos, por supuesto que existen otras sustancias y actividades que son igual o peor de adictivas como por ejemplo las drogas tanto legales como ilegales, sin embargo estos tres en particular están muy ligados a nuestra naturaleza debido a que son necesarios y de uso cotidiano y de algunos no podemos prescindir. Es obvio que hay cosas que no las haríamos si no fueran placenteras, creo que la gran inteligencia creadora lo diseño así para salvaguardar sus propósitos, como en el caso del sexo y la procreación, la comida y la preservación de la salud, etc.

Una vez leí de un autor que decía: nunca se tiene suficiente de lo que no se quiere, puede sonar incoherente, pero reflexionando vemos que es verdad cuando dejamos que algún placer se convierta en el centro de nuestra vida, como puede suceder con uno de los tres que mencioné más arriba. Es bien sabido por ejemplo que alguien con sobrepeso sufre mucho tratando de no comer demás, pero muchas veces no puede controlar su apetito, llegando a nunca tener suficiente de lo que en realidad no quiere, más comida. Y esto me lleva a otro aspecto muy interesante acerca del placer y es que en verdad no existe ninguno que pueda saciarnos completamente, queda siempre un vacío que intentamos llenar de 

manera errónea con la búsqueda de más placer. 

Aun el orgasmo con toda su intensidad debido a su corta duración deja la sensación de que faltaría algo más, algo más grandioso, como si deseáramos estallar y fundirnos con algo mucho más sublime, de ahí que muchos procuran prolongarlo y aumentar su intensidad agregando accesorios o sustancias; pero lo sorprendente es que nunca llega a ser suficiente, y lo mismo ocurre con los demás placeres. Son placeres tántalicos, como lo relata la mitología griega:


Tántalo era un rey a quienes los dioses honraron más que a ningún otro mortal. En una ocasión para probar su omnisciencia Tántalo mato a su hijo y lo sirvió como banquete a los dioses, quienes se dieron cuenta de la naturaleza del alimento y no lo probaron; más bien decidieron un castigo terrible para Tántalo. Lo colgaron para siempre de un árbol en el Tártaro y fue condenado a sufrir sed y hambre angustiosas. Bajo él había un estanque de agua pero, cuando se detenía a beber, el estanque quedaba fuera de su alcance. El árbol estaba cargado de peras, manzanas, higos, aceitunas maduras y granadas, pero cuando estaba cerca de las frutas el viento apartaba a las ramas.


Podríamos concluir diciendo que los placeres, sobretodo sensuales, tienen como finalidad facilitar y animar nuestra existencia terrenal, pero no constituyen un fin en si mismos. Son señales que nos indican que existe algo más y superior, son solo una ilustración de lo que pertenece a otra dimensión, la espiritual, que vislumbramos esporádica pero intensamente cuando podemos apreciar y extasiarnos con algo tan simple pero maravilloso como una puesta de sol, una linda flor, una bella música o la dulce mirada de un bebe. Como dijo Nietzsche: Cuán poco se necesita para ser feliz. 

(Continuará)

1 comentario:


  1. En el sexo, el placer que nos generan las endorfinas liberadas por el orgasmo son un disfrute momentáneo; como también ocurre con la comida. Nuestro cuerpo produce sustancias químicas como dopamina, oxitocina, etc. que pueden resultar tan adictivas como las drogas, causándonos dependencia. Por ejemplo, la adrenalina liberada al torrente sanguíneo en aquellos que practican deportes extremos, les hace aumentar cada vez más el riesgo y ampliar los límites en busca de la exaltación de los sentidos. En el sexo es igual, lo que se conoce como “sexo vainilla” (sexo convencional) en el mundo BDSM no es suficiente cuando se ha llegado más allá a nivel de sensaciones y derribado prejuicios mentales y sociales. El alcohol es un desinhibidor por excelencia, distiende el ánimo, nos suelta; consumido con mesura puede (aunque no es indispensable) hacer disfrutar más del momento, una comida familiar, una cena romántica o un compartir con amigos. Al contrario, si no se establece un límite para su ingesta, nos hace perder el control de nuestro cuerpo y de la situación, con resultados en el mejor de los casos, sólo bochornosos. Los antiguos griegos concebían al Ser humano en tres planos de manifestación: “soma”, cuerpo físico; “psique”, la mente donde se genera el intelecto y las emociones; y “pneuma”, el plano sutil, el espíritu; otras creencias agregan una cuarta manifestación: “el alma” que nace a partir de los tres planos anteriores y que encierra la esencia del Ser humano, su personalidad, sus aprendizajes, todo lo que le hace único e irrepetible. Los placeres cuando se viven únicamente para satisfacer al cuerpo, nos crean una sensación de vacío y es porque somos mucho más que seres biológicos, somos incluso más que la suma de las partes: cuerpo, mente, espíritu y… alma. Ingrid (Chile)

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