Por Manuel Basurto V.
No estoy diciendo que no celebremos, no me
opongo a una cena especial, los regalos, y lo que esté a nuestro alcance hacer, lo que no me parece bien es que actuemos sin elegir el sentido de lo que hacemos, lo cual ocurre cuando somos arrastrados por la corriente del porque todos lo hacen, debe ser lo normal.
Estuve pensando en navidades pasadas,
esto es inevitable en esta época del año donde casi siempre rememoramos lo que hicimos y
con quienes estuvimos. Es cierto también que para mucha gente esta fecha tiene
diferentes significados. Hay muchos que por no poder estar cerca de sus seres
queridos por la razón que sea, los envuelve un sentimiento
de soledad y tristeza. En tanto que para otros es una oportunidad de comer y beber al máximo quizás con el ánimo inconsciente de desahogar todas las frustraciones, problemas y tristezas del año o celebrar de esa manera sus éxitos y logros.
de soledad y tristeza. En tanto que para otros es una oportunidad de comer y beber al máximo quizás con el ánimo inconsciente de desahogar todas las frustraciones, problemas y tristezas del año o celebrar de esa manera sus éxitos y logros.
Para la mayoría es inevitable contagiarse de un “espíritu de estrés" debido a la carga de compromisos a los cuales creen que tienen que
responder y esto va desde colocar las lucecitas navideñas, el árbol, el
pesebre, papa noel y el cargamento de adornos que no
deberían faltar en la casa, hasta los obligados regalos, la cena navideña y por último
pocos días después, las fiestas de fin de año la cual requiere
de otra tanda de preparativos y gastos.
Por mí trabajo de animador infantil tengo
oportunidad de entrar en los hogares de mucha gente de toda condición social,
ayer sin ir muy lejos estuve en una residencia de un country de la
ciudad donde vivo. En determinado momento tuve que usar el baño y me llamó la
atención que hasta esa parte de la casa estaba decorada con motivos navideños, el jabón, las toallas, los tapetes y hasta el papel higiénico, claro que todo era con la imagen de papa noel, los
arbolitos y la nieve, pese vivir en un país tropical.
Lo cierto y concreto es que muy pocos nos
podemos escapar de la presión social que ejercen los medios sobretodo publicitarios, intentando inocularnos la idea de que en estas fechas nuestra felicidad depende de cuantas cosas podamos comprar o consumir. Y si uno no se detiene a
preguntarse si realmente será así, es muy fácil caer en una depresión y
frustración por las cosas que no nos es posible conseguir u ofrecer a nuestros seres queridos.
Me preguntaba ¿Cómo es que entramos en ese frenesí? en esa tensión nerviosa que hace que nos pasemos esos días corriendo de aquí para allá procurando lograr ¿Qué?.. Y no paremos unos minutos para pensar si no podríamos darle un sentido menos materialista a la festividad; recordando que la felicidad es un estado interior, ya que todo lo material es efímero.
Me preguntaba ¿Cómo es que entramos en ese frenesí? en esa tensión nerviosa que hace que nos pasemos esos días corriendo de aquí para allá procurando lograr ¿Qué?.. Y no paremos unos minutos para pensar si no podríamos darle un sentido menos materialista a la festividad; recordando que la felicidad es un estado interior, ya que todo lo material es efímero.
Uno de los villancicos más famosos y tradicionales de
la navidad habla de una noche de paz, noche de amor…es una
invitación justamente a eso, a dejar de lado aunque sea por una noche todos los
ajetreos de la vida cotidiana y buscar la tan anhelada paz.
Tradicionalmente también se recuerda el nacimiento
de un niño-dios, pero que no se quedó niño sino que creció y con su vida señaló el camino que teníamos que seguir para obtener paz y amor entre todos, aquí y ahora.
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