25 dic 2013

¿Es necesaria la Navidad? Jerry Solomon

(Compilación Manuel Basurto V.) 

¿En qué piensa usted cuando escucha la palabra "NAVIDAD"? 
¿En las compras alocadas? ¿En las tradiciones familiares? ¿Una conmemoración del nacimiento de Jesús? ¿O una combinación de todas estas respuestas, y más? Si usted ha vivido en Estados Unidos mucho tiempo, tal vez le cueste centrarse en un aspecto y no en los demás. Y si es un cristiano, tal vez quiera centrarse en el nacimiento de Jesús, pero pasa gran parte del mes de diciembre
de compras o en tradiciones. Y entonces tal vez termine "las fiestas", como ha llegado a conocerse este tiempo sintiéndose culpable porque usted no se centró en Jesús como "la razón de la estación". Tal vez hasta quiere preguntarse si es realmente necesaria la estación, porque está exhausto, quebrado, y aliviado cuando ha terminado todo, hasta el próximo año.

Así que queremos preguntarnos: "¿Es necesaria la Navidad?".
Para encarar esta pregunta nos centraremos primeramente en la historia de la celebración y las costumbres que la acompañan. Luego nos concentraremos en el hecho de si la economía, las tradiciones o la teología la hacen necesaria.

BREVE HISTORIA DE LA NAVIDAD.

La iglesia primitiva no nos ha dejado ninguna indicación de que la Navidad formara parte de su calendario anual. Ciertamente el Nuevo Testamento no incluye un énfasis en este sentido. Philip Shaff, un historiador de la iglesia, sugiere tres razones para esto."
En primer lugar, el Antiguo Testamento no presentaba ningún festival correspondiente, como en el caso de la Pascua o Pentecostés. En segundo lugar, el día y el mes del nacimiento de Cristo no aparecen en ninguna parte de la historia del evangelio, y no pueden ser determinados con precisión. Además, la iglesia se detuvo ante todo en la muerte y la resurrección de Cristo el hecho completado de la redención, y lo convirtió en el centro del culto semanal y del año eclesiástico. 

Así que la celebración de la Navidad apareció relativamente tarde en la historia de la iglesia. Y apareció como resultado de un cambio en la forma en que los cristianos trataron con la cultura que los rodeaba. Para ver la progresión de este cambio, será útil que consideremos las primeras festividades paganas que terminaron siendo transformadas por la iglesia.

Algunos eruditos afirman que el primer precursor de la celebración de la Navidad puede encontrarse dentro de una religión persa que influyó en la vida romana. Una de las grandes festividades de la antigua Roma estaba relacionada con el solsticio de invierno, que se celebraba el 25 de diciembre como el Día Natal del Sol Invicto y estaba vinculado con la religión persa del mitraismo, uno de los rivales del cristianismo primitivo. La iglesia se apropió de este día para volver la atención de los cristianos del antiguo festival pagano hacia la celebración del "sol de justicia".

En realidad, "la festividad de la Navidad fue probablemente la transformación o regeneración cristiana de una serie de festivales paganos afines que se celebraban en Roma en el mes de diciembre, en conmemoración de la era dorada de libertad e igualdad universal y en honor del sol invicto, y que eran grandes días festivos, especialmente para los esclavos y los niños".

¿Debería esta historia hacernos sentir incómodos? ¿Deberíamos considerar disolver el tiempo de Navidad? Obviamente, algunos han contestado: "¡Sí!" a estas preguntas, en el pasado y en el presente. Pero tal vez una respuesta más sabia sea prestar atención a las viejas tradiciones de la iglesia y decidir si esas tradiciones tienen un objetivo legítimo. Entonces nos vemos desafiados a decidir si debemos aislarnos de nuestra cultura, volvernos como nuestra cultura o transformar nuestra cultura. 

Ahora que hemos recorrido la historia y las costumbres de Navidad, ¿podemos concluir que algo de esto es necesario en nuestro tiempo? Consideraremos la economía, las tradiciones y la historia/teología al intentar contestar esta pregunta.

¿Es necesaria la navidad económicamente?
C. S. Lewis, en su modo brusco y lógico, nos da razones para considerar la cuestión de la necesidad económica de la Navidad. Escribió:
"Hay tres cosas que se conocen por el nombre de Navidad:

Una, es festividad religiosa. Esto es importante y obligatorio para los cristianos; pero, dado que no puede ser de interés para nadie más, naturalmente no diré más al respecto aquí. 
La segunda (con complejas conexiones históricas con la primera, que no necesitamos ver), es un feriado popular, una oportunidad de alegría y hospitalidad. 
Pero la tercera cosa que se denomina Navidad, lamentablemente, tiene que ver con todos. Quiero decir, por supuesto, el alboroto comercial".
Lewis sigue diciendo lo siguiente acerca del "alboroto comercial":
En general, da mucho más dolor que placer. La mayor parte es involuntaria.
Se entregan cosas como regalos que ningún mortal ha comprado jamás para sí mismo. La molestia.

Esta reflexión nos deja con un desafío. Si queremos reducir el énfasis del lado comercial de la Navidad, ¿cómo lo hacemos sin afectar la economía? Tal vez la ganancia económica que viene del tiempo de Navidad pueda ser suplantada por alguna otra fiesta o énfasis. Pero, ¿cuál sería ésta? 

¿ES NECESARIA LA NAVIDAD TRADICIONALMENTE?

La mayoría de nosotros vivimos con tradiciones. Hay tradiciones nacionales, tradiciones familiares, tradiciones religiosas, tradiciones deportivas, tradiciones militares, etc. que afectan nuestras vidas. Parece ser que las tradiciones forman gran parte de los que significa ser humano.

El tiempo de Navidad está lleno de tradiciones. Cuando comenzamos a centrarnos en la Navidad al final de cada año, generalmente significa que comenzamos a prestar atención al restablecimiento de cosas transmitidas por la generación anterior a la nuestra. Un árbol se pone en el mismo lugar; las mismas decoraciones la mayoría de las cuales tienen su propia historia, son sacadas del lugar de almacenamiento; se escriben tarjetas; se compran regalos; y dedicamos una gran cantidad de energía a un día específico con la renovada esperanza de que seamos imbuidos por un sentido de paz y gozo. 

Aun cuando estos sentimientos no nos caractericen cuando ha finalizado la celebración, los buscaremos el próximo año. 
Así que, ¿es necesaria la Navidad tradicionalmente? Para contestar esto, quiero ofrecer tres comentarios. 
Primero.- las tradiciones de Navidad pueden ser partes estimulantes o agobiantes de nuestra vida. Depende de nosotros decidir qué serán. 
Segundo.- las tradiciones que juntan a familias y amigos deberían ser eventos positivos. Su naturaleza positiva depende de nosotros. 
Tercero.- las tradiciones que apuntan a la verdad de la Encarnación son recordatorios de la gloriosa provisión de Dios para nosotros. La forma en que construyamos nuestras tradiciones nos acercará o alejará de esta verdad.

¿ES NECESARIA LA NAVIDAD HISTÓRICAMENTE/TEOLÓGICAMENTE?
De nuestras tres preguntas, esta es la única que tiene una respuesta afirmativa definida. Sin la Encarnación no hay esperanza, y la Navidad quedaría entregada por completo a la economía y las tradiciones desprovistas de Cristo. 

C. S. Lewis aporta dos ilustraciones memorables de la Encarnación al pensar en lo que significa afirmar que Dios descendió a nosotros:
"En la historia cristiana, Dios desciende para volver a ascender. Baja; baja de las alturas del ser absoluto al tiempo y al espacio, baja a la humanidad. Pero baja para volver a subir y llevar a todo el mundo arruinado arriba con Él. Uno tiene la imagen de un hombre fuerte agachándose cada vez más bajo para colocarse debajo de algún gran peso complicado.

Debe agacharse para levantar, debe casi desaparecer bajo la carga antes de enderezar su espalda increíblemente y salir con toda la masa balanceándose sobre sus hombros. O uno puede pensar en un buzo, que primero se reduce a la desnudez, luego echa una mirada a media altura, luego se pierde de vista en una salpicadura, desaparecido, bajando rápidamente por el agua verde y cálida hacia el agua negra y fría, bajando a través de una presión cada vez mayor hacia una región mortecina de fango y cieno y putrefacción reciente; luego subiendo nuevamente, al color y la luz, sus pulmones a punto de estallar, hasta que de pronto rompe la superficie nuevamente, sosteniendo en su mano el objeto goteante y precioso que fue a buscar abajo. 

Ambos ahora tienen color al salir a la luz: abajo, donde yacía incoloro en la oscuridad, él también perdió su color". Que nosotros "rompamos la superficie" de nuestras perspectivas de la Navidad para que podamos recobrar la cosa preciosa que es verdaderamente: la celebración del nacimiento de Jesús, el Salvador. 

CONCLUSIÓN: Ningún aspecto de la celebración contemporánea de la Navidad es necesario en un sentido absoluto. 
Pero existe una necesidad económica; esto puede ser cambiado con gran esfuerzo. Podría idearse otro énfasis económico en otro momento del año para diferentes razones. 
Existe una necesidad tradicional, pero esto puede cubrirse a través de otras celebraciones. Por cierto, esta necesidad se cubre actualmente a través de muchos otros medios. 
Existe una necesidad histórica/teológica que no puede ser alterada. Si Dios no se hubiera hecho carne, entonces no habría esperanza para la humanidad. No habría ningún nacimiento de Cristo, ninguna muerte por nosotros y ninguna resurrección de la muerte a la vida. ¡Alabado sea Dios porque se humilló y se volvió como un hombre!


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