La moral se ocupa de las buenas cualidades
y de las malas cualidades. Un hombre es bueno -según la moral- cuando es
honrado, sincero, auténtico, digno de confianza.
El hombre de conciencia no solo es bueno,
es mucho más, pues la bondad es un subproducto, una consecuencia de ser
consciente. En cuanto te haces consciente de tu propio ser, la bondad te sigue
como una sombra. Ya no es necesario hacer ningún esfuerzo por ser bueno; la
bondad se convierte en tu modo de ser.
(El hombre consciente es un jarrón vacío, a
través del cual la Divinidad se manifiesta. Por eso, todo lo que haga el hombre consciente es bondadoso, porque es la misma Divinidad la que actúa).
El hombre "bueno" no es
necesariamente consciente. Su bondad es el resultado de un gran esfuerzo; está
luchando con sus malas cualidades: la tendencia a robar, la deslealtad, la
insinceridad, la violencia, etc. En el hombre bueno siguen existiendo, solo
que reprimidas; pueden hacer erupción en cualquier momento.
El hombre "bueno" puede
transformarse en un hombre malo con mucha facilidad, sin ningún esfuerzo, porque
todas esas malas cualidades están ahí, solo que reprimidas. Si deja de
esforzarse, inmediatamente harán erupción en su vida.
Y las buenas cualidades son solo
cultivadas, no son naturales. Se ha esforzado mucho por ser honrado y sincero,
por no mentir, pero ha sido un gran esfuerzo y eso cansa.
El hombre bueno tiene que hacer inmensos
esfuerzos para hacer el bien y evitar el mal. El mal es una tentación constante
para él Es una elección: en todo momento debe elegir el bien y no elegir el
mal.
Esto demuestra una cosa: que eso no se ha
ido a ninguna parte, que sigue dentro de ti, aguardando. En cuanto te relajas,
en cuanto dejas de hacer esfuerzo, todas las malas cualidades que habías estado
reprimiendo empezarán a llenar tus sueños. Tus sueños son tus deseos
reprimidos.
El hombre "bueno" está siempre
serio, porque tiene miedo de todas las malas cualidades que ha reprimido. Y
está serio porque en el fondo desea que le honren por su bondad, que le
premien. Lo que anhela es ser respetable.
El hombre "bueno" está en
constante conflicto. Su vida no es una vida alegre; no puede reír cordialmente,
no puede cantar, no puede bailar. Está juzgando todo constantemente.
Su mente está llena de condenas y juicios.
Y como él se esfuerza tanto por ser bueno, juzga a los demás según los mismos
criterios. No puede aceptarte tal como eres; solo puede aceptarte si cumples
sus exigencias de bondad. Y como no puede aceptar a la gente tal como es, la
condena. No son estas las cualidades del hombre
auténticamente despierto.
El hombre auténticamente despierto no tiene
juicios ni condenas. Solo sabe una cosa: que ningún acto es bueno y ninguno es
malo.
(El hombre inconsciente puede incluso hacer
algo que a todo el mundo le parece malo, pero para el hombre consciente no es
ni malo ni bueno, simplemente actúa según su estado de consciencia, está
aprendiendo a través de la experiencia).
Puedes hacer algo malo y todos te
condenarán excepto el hombre consciente. Él no puede condenarte, porque no eres
consciente; necesitas compasión, no juicio, no condena. No mereces el infierno,
nadie merece el infierno.
Solo existe una manera de trascender del
hombre "bueno", y es APORTAR MÁS CONCIENCIA A TU SER.
La conciencia no es algo que se pueda
cultivar; ya está ahí, solo hay que despertarla. Cuando estás totalmente
despierto, todo lo que hagas será bueno.
Cuando se llega a un punto de absoluta
conciencia, ya no es cuestión de elegir. Simplemente haces cualquier cosa y es
buena. La haces inocentemente, sin esfuerzo.
Al hombre de conciencia no se le debe
considerar sinónimo de hombre "bueno". Es bueno, pero de un modo muy
diferente.
No es bueno porque esté intentando ser
bueno; es bueno porque es consciente. Y en la conciencia, el mal, lo malo,
todas esas palabras condenatorias, desaparecen como desaparece la oscuridad al
llegar la luz.
No te des por satisfecho con ser
simplemente bueno. Recuerda: tienes que llegar a un punto en el que no tengas
ni que pensar qué es bueno y qué es malo. Tu misma conciencia te lleva hacia lo
que es bueno.
Un hombre de conciencia está relajado, en
calma, tranquilo, en silencio y sereno. Todo lo que florece en su silencio es
bueno. Es siempre bueno. Vive en una conciencia sin elecciones. Así que debes llegar más allá del concepto
corriente de hombre bueno.
No serás bueno ni serás malo. Simplemente
estarás alerta, consciente, despierto, y todo lo que venga después será bueno.
Dicho de un modo diferente: en la conciencia
total alcanzas la cualidad de la divinidad, y el bien es solo un pequeño
subproducto de la divinidad.
Las religiones te han venido enseñando a
ser bueno para que un día puedas encontrar a Dios. Eso no es posible. Ningún
hombre bueno ha encontrado la divinidad.
Haz justo lo inverso: encuentra la
divinidad primero, despierta tu conciencia primero y el bien vendrá por sí
solo.
Y cuando el bien viene por sí solo, posee
una belleza, una gracia, una sencillez, una humildad... No pide ninguna
recompensa ni aquí ni en la otra vida, él mismo es su propia recompensa.
Osho
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