21 oct 2012

Rompiendo con el paradigma de una vida pobre.

Por Manuel Basurto V.
Por muchos años de manera consciente o inconsciente he creído que ser pobre o en todo caso vivir modestamente era en cierta forma la manera ideal de vivir ya que así se podía evitar caer en otros vicios o problemas mayores, como la codicia, avaricia, egoísmo desmedido, hastío, etc, o simplemente evitar
todos los males de los que habla la Biblia cuando dice que: el amor al dinero es raíz de todos los males. 

Este enfoque sobre las riquezas y los malos ejemplos de vida de mucha gente que las posee me llevo a pensar que alejándose de ellas uno podía estar en mejor condición de desarrollar y vivir de acuerdo a principios y virtudes más elevadas. Lo que no podía ver es que me había centrado en el aspecto negativo de los ricos y las riquezas o el mal uso que hacen de estas y que por ende les acarrea todos los males de los que habla la Biblia. 


Observando la vida de muchos ricos y los problemas, temores y demás que enfrentan y la existencia hastiada y vacía que suelen llevar y viendo que muchos de ellos terminan suicidándose aun estando en la cima y teniendo todo lo que se puede desear tener, concluí que era mejor no aspirar a eso. 

Por otro lado y haciendo referencia a la Biblia misma, siempre me llamó mucho la atención las palabras de Jesús cuando dice: Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia. Quizás erróneamente interpreté que esto se refería solo a la parte espiritual, que tener una vida abundante se aplicaba principalmente a poseer todo aquello que el dinero no puede comprar, como es: la salud, el amor, la paz interior, la familia, la verdadera amistad, etc. 


Al mismo tiempo que pensaba que si uno pone el énfasis en todo aquello intangible o espiritual o si por lo menos le da prioridad en la vida, todo lo demás, es decir, el dinero y lo material nos vendría por añadidura. Y creo que este principio es cierto y se cumple pero no de una manera mágica sin cumplir también con otros principios que son los que atraen la riqueza; como por ejemplo tomar conciencia de que sin ellas, independientemente de lo que se diga ningún ser humano puede vivir una vida plena y realizada.
Hoy por hoy uno se da cuenta que no es posible para el hombre alcanzar una vida plena, realizada y feliz y ni aun aproximarse a ella, sino posee todas las cosas que necesita para desarrollarse en tres aspectos principales: el cuerpo, la mente y el alma. Y para tener  todo lo que necesita como ser integral tiene que poseer primero, el dinero para conseguirlas, ya que desde centurias la humanidad se ha organizado de tal manera que el dinero es, nos guste o no, el principal medio de intercambio y el que hace posible el acceso a todo lo que necesitamos. 

Tal vez para muchos la importancia del dinero y de hacerse rico no sea una novedad, a lo mejor es el deseo y anhelo latente que todos tenemos, sin embargo he podido percibir que la mayoría vemos ese deseo como algo que no nos haría bien, que no nos corresponde o quizás no lo merecemos, etc; y por otro lado al desconocer la manera de crear esa riqueza la descartamos de nuestros propósitos dando por sentado que la mayoría de los ricos lo son gracias a métodos corruptos o injustos, lo cual en muchos casos es verdad. 

Es posible que también pensemos que carecemos del talento, ambición, preparación o entorno adecuados para generar esa riqueza, por lo que terminamos optando por no hacer el esfuerzo de procurarla y nos auto-convencemos que en realidad solo queremos vivir modestamente con lo justo y necesario asociando esa forma de vida con la humildad. Pero si miramos bien nos daremos cuenta que en realidad la abundancia y la riqueza está en derredor nuestro y que no podemos aspirar a menos que, tener todo lo que podamos necesitar para llegar a ser todo lo que podamos llegar a ser. Y para eso se necesita riqueza.

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